La especialización en cualquier actividad deportiva lleva consigo potenciales desequilibrios o disfunciones musculares.
El exceso de trabajo, el cansancio, acciones cíclicas repetidas durante largo tiempo, el estrés de la competición, los requerimientos musculares tan elevados de la competición, harán que el sistema neuromuscular pierda capacidad para generar fuerza, se generen disfunciones musculares y no consigamos las adaptaciones o el rendimiento deportivo deseado de cara a la competición.

Con un entrenamiento de fuerza adecuado recuperaremos dichos desequilibrios y haremos que nuestro cuerpo esté preparado para el siguiente reto.