Cuando sufres una lesión, determinados tejidos se dañan debido a que se ha producido un exceso de estrés mecánico. Son varios los tejidos que se pueden ver afectados: el músculo, ligamento, tendón, cartílago, etc. Cuando esto ocurre, tu sistema nervioso automáticamente interpreta que existe una amenaza para tu cuerpo y lo que hace para intentar reducir esta amenaza es modificar el control motor, haciendo que unos músculos se tensen en exceso y otros en defecto.

En una fase inicial de la lesión, está modificación del control motor es positiva, porque evita un daño mayor. Pero una vez disminuye la inflamación inicial es necesario restablecer cuanto antes el óptimo control motor.Si no se restablece cuanto antes el adecuado control motor pueden aparecer problemas como: Aumento de tensión en ciertos músculos, contracturas; reducción de movilidad; aumento de desgaste articular; dolor en distintas zonas del cuerpo, etc.