La especialización en cualquier actividad deportiva lleva consigo potenciales desequilibrios o disfunciones musculares. El exceso de trabajo, el cansancio, acciones cíclicas repetidas durante largo tiempo, el estrés de la competición, los requerimientos musculares tan elevados de la competición, harán que el sistema neuromuscular pierda capacidad para generar fuerza, se generen disfunciones musculares y no consigamos las adaptaciones o el rendimiento deportivo deseado de cara a la competición.
En el caso de la natación los requerimientos del sistema neuromuscular son muy diferentes, ya que el agua nos es un medio natural en nuestra vida diaria. Las fuerzas de la gravedad pasan a un segundo término y la resistencia del agua pasa a ser la fuerza con la que tenemos que negociar.